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Ajuste fiscal y competitividad

Shirley Saborío [email protected] | Lunes 03 septiembre, 2018


Ajuste fiscal y competitividad

Durante años se han discutido en el país varias propuestas fiscales y por diversas razones no se han aprobado. También hemos desaprovechado grandes momentos. Hace diez años Costa Rica exhibía un superávit primario, y hoy nos encontramos a las puertas de una crisis inminente, si no se logran las reformas necesarias para paliar los efectos.

¿Cuáles son estas medidas? Una mezcla de propuestas, por el lado de gasto, del ingreso, de la recaudación y de la reactivación económica.

Y en honor a la verdad, se han aprobado algunas medidas como las reformas de pensiones, algunas relativas de la administración tributaria y de la caja única del Estado. También se instauró la factura digital, con lo cual la trazabilidad de sectores hasta ahora al margen de la recaudación, servirá para dejar de lado el oscurantismo fiscal.

Pero también es cierto, que falta mucho camino por recorrer en términos de gasto público. Y es fundamental hablar y actuar en este campo. Porque cuando preguntamos ¿quién quiere pagar más impuestos? Estoy segura de que todos diremos que ninguno. En particular si pagamos escuelas y colegios privados, seguridad privada en el barrio y en las empresas, si debemos pagar médicos privados, y si encima, luego de pagar un altísimo impuesto al ruedo, tenemos carreras del quinto mundo, y encima hay restricciones de circulación.

Ninguno quiere que le metan la mano a la bolsa para pagar más impuestos si nada mejora en la vida cotidiana, y si se conocen los excesos y privilegios de algunos.

Pero si comprendemos que de no hacer algo, y pronto, las cuotas mensuales de los créditos serán más altas, los precios en general serán más altos y habrá menos fuentes de empleo, quizá la disposición para trabajar en las medidas mejora.

Es fundamental hablar de las remuneraciones, los pluses, los incentivos y la productividad. Y esto pasa por denunciar convenciones colectivas, por modificaciones legales, decretos y emitir directrices. Y claro, por revisar el comportamiento de las instancias que se dicen autónomas, semiautónomas y demás entidades descentralizadas. Pasa por revisar los sistemas de compras públicas y finalmente ordenar estos procesos donde priven la eficiencia y la eficacia.

También hay que realizar reformas del lado de los ingresos por supuesto, si queremos evitar caer en una crisis. Pero si no hay señales claras sobre las medidas que se van a tomar con el fin de promover un mayor dinamismo económico, y de recorte de gasto, la disposición a pagar será mucho menor. Pero ya no se pueden seguir posponiendo las decisiones. También hay que aumentar los ingresos, tratando de minimizar los impactos a los consumidores, y sin afectar la producción que compite en los mercados internacionales. Pero las decisiones se deben tomar, siempre teniendo en mente que el motor que mueve el país es el sector privado en su conjunto y de su salud depende la salud de la economía nacional, siempre que haya responsabilidad en la administración.

Si se decide no hacer nada, la economía se acomodará de una u otra forma, y puede ser muy doloroso. El costo del ajuste lo debemos sobrellevar entre todos, y todos son consumidores, no hay monopolios de representación.

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