Censura a los ministros
Federico Malavassi | Jueves 13 octubre, 2016
La gestión del Ejecutivo debe ser seria, respetuosa, transparente y decente
Censura a los ministros
Las revelaciones del contenido de un chat, entre diputados y el Ministro de Comunicaciones, han evidenciado algunas cosas importantes que nos dan información en relación con el caso del retiro del Presidente de la República, de la Asamblea General de la ONU, para no oír el discurso del mandatario de Brasil.
Lo primero que encuentro es que no corresponde la versión del Ministro de Comunicaciones -a lo que respondió durante la interpelación legislativa- el Ministro de Relaciones Exteriores.
El Canciller fue demasiado escueto y dejó claro que no había una gran justificación.
En cambio, el Ministro de Comunicaciones, excedido en justificaciones para ripostar, planteó una ruta diferente.
Brete incómodo, defender posturas improvisadas y la irracional provocación de “tensiones”.
Tal discrepancia y tal diferencia es suficiente para censurar al Canciller. Si su versión no fue suficientemente amplia y rica en razones, si difiere de la del Ministro de Comunicaciones, entonces falló en su comparecencia, desnaturalizando el carácter de la interpelación legislativa.
Si su versión es la correcta, entonces también debería censurársele, por no informar al Ministro de Comunicaciones adecuadamente o por no funcionar colegiadamente el Ejecutivo en algo atinente a su rectoría.
El Ministro de Comunicaciones, por su parte, debería ser censurado por el secretismo, por sus amenazas a los diputados y por el modo de manejar esta cuestión. Igual en cuanto a las discrepancias con el Canciller.
¡Qué tristeza de gestión! La verdad es que tiene razón el costarricense que se manifiesta decepcionado de la ocurrencia con que se manejan las cosas.
En nuestro sistema de gobierno (llamado semiparlamentarismo o semipresidencialismo), en el cual el “Poder Ejecutivo” está formado por el Presidente de la República y el ministro del ramo, este tipo de gestión y el manejo posterior debe ser cargado, responsabilizado, reclamado y censurado al ministro en cada caso. Es el modo en que nuestro sistema debe cobrar el incidente y los sucesos posteriores.
¡Qué escándalo hicimos con la torpeza del denominado “memorándum del miedo”! Ahora la situación parece ser peor. Además, innegable, porque se busca bailar a la Asamblea con versiones y contraversiones para que no quede claridad con el criticado suceso y, del mismo modo, porque se evidencian el jueguito y la charlatanería con que se evaden explicaciones serias, se elude dar rendición de cuentas y se pretende ocultar información de interés público.
La gestión del Ejecutivo debe ser seria, respetuosa, transparente y decente. El modo en que se ha manejado este asunto ha derivado en cuestiones inaceptables. Está en manos de la Asamblea poner las cosas en su lugar.
Algunos, que consideran una desgracia vivir en Costa Rica o que son capaces de declarar aprobado lo que fue rechazado, harán alianza para evitar censuras, para regatear el respeto al orden constitucional y para eludir la transparencia en la gestión pública. Veremos quién es quién.
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