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Consistencia, coherencia

Federico Malavassi | Miércoles 04 noviembre, 2015


Es innegable que hay ausencia total de consistencia y falta absoluta de coherencia

Consistencia, coherencia

Muchos han reclamado al Ejecutivo su afinidad con el movimiento de huelga y la flojera con que se avino a entenderse con los promotores de la flaca manifestación.
La anécdota era que los huelguistas anunciaron “la madre de las huelgas”, pero la asistencia fue un fracaso, sin embargo, y en ausencia del Ministro de la Presidencia, el Ejecutivo fue obsecuente con el fracaso. Algunos expresaron que había “compadre hablado”.
No me interesa señalar la flojera o el entendimiento de los sindicatos y algunas autoridades. Ello ha sido más que evidente y muchos han subrayado tal cuestión. Lo que me interesa destacar es la inconsistencia y la incoherencia de autoridades gubernamentales que una semana antes hablaban de reactivación económica.
La gente seria respeta el valor de la palabra. La gente honesta sabe cuándo empeñar su palabra. La gente educada entiende el significado de la palabra. La gente inteligente comprende el valor de la consistencia y el sentido de los conceptos. La gente cultivada tiene claros los conceptos económicos y la importancia de la coherencia gubernamental.
Decir un día que hay que tener una discusión nacional acerca del empleo público y las prebendas que lo acompañan y luego desautorizar en un discutible pacto las pocas señales de seriedad que en ese sentido ha dado el ministerio del ramo es una indiscutible incoherencia.
Echar para atrás un pequeño intento de racionalidad mediante una firma que cohonesta la ilicitud es un retrato de falta de seriedad en las acciones públicas.
Fomentar, con un convenio alcahuete, el deterioro de un más bien cauto movimiento en la Aresep encaminado a racionalizar tarifas y el abuso en gollerías no es más que inconsistencia.
El Ejecutivo ha demostrado, en menos de una quincena, que el supuesto plan de reactivación económica no era más que un juego de palabras, un discurso para rellenar una semana, un conjunto de letras sin alma y sin sentido, unas cuantas líneas sin significado ni consistencia con el quehacer suyo. Es contradictoria la idea de reactivar la economía con la desconcertante flojedad que se exhibió en la coincidencia con el planteamiento sindical (cuyas peticiones no solo van en contravía de una buena economía, sino que son contrarias a tímidas racionalizaciones intentadas desde la cartera de Trabajo y desde la Aresep).
¿Agenda oculta? ¿Complot? ¿Compadre hablado? No se puede saber si es cierto. Lo que sí es innegable es que hay ausencia total de consistencia y falta absoluta de coherencia. ¿Será que se quiere quedar bien con todos o que hay miedo de sostener posiciones? Tampoco se puede saber. Lo que sí es innegable es que no hay lógica ni verdad en el comportamiento del Ejecutivo.
¡Qué difícil tratar con autoridades así! Lo que es obvio es que actuando así no se genera confianza, ni estabilidad, ni se atraen inversiones ni se fomenta una buena economía, tampoco se ayuda a generar empleo.

Federico Malavassi

 

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