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Diputados e ideología de género

Alejandro Madrigal [email protected] | Jueves 19 octubre, 2017


Diputados e ideología de género

Los conservadores han creado un enemigo donde echar todo lo que nos les gusta, para disfrazar su odio y defender su derecho a discriminar: la ideología de género. Un concepto inexistente y que fue acuñado sin fundamento teórico, ni científico. Se trata de una post-verdad inventada por fundamentalistas religiosos para empaquetar una serie de prejuicios, estigmas y desconocimiento de la realidad social moderna. Un paso hacia atrás en el progreso humano, que históricamente ha buscado la igualdad y el respeto a los derechos de todas las personas.

Con estas ideas un grupo de diputados fundamentalistas impusieron una acción de inconstitucionalidad contra un decreto del Poder Ejecutivo que pretende erradicar la discriminación de las instituciones del Estado. En otras palabras, la acción pretende defender su derecho a discriminar y a sostener prejuicios, basándose en “valores judeocristianos”. Las comillas no podrían ir en un mejor lugar, porque religiones que predican paz y amor entre humanos no puede usarse para sostener discursos de odio ni para que alguien pueda tratar de forma injusta, irrespetuosa o prejuiciosa a otra persona.

Tampoco es válido que una sociedad moderna, democrática y que manifiesta en su Constitución la igualdad entre los ciudadanos pueda tolerar o justificar la intolerancia y el odio, por proteger la libertad religiosa o de expresión; como bien lo explicó el filósofo Karl Popper: la intolerancia no puede ser tolerada. Toda libertad tiene sus límites y termina donde empieza la libertad del otro. Es decir, no se puede usar la libertad de expresión para atropellar los derechos de las demás personas. Ni mucho menos basar leyes y otros elementos jurídicos que nos deben cobijar a todos los ciudadanos en preceptos morales personales de una supuesta mayoría si esto le pasa por encima a la libertad de una minoría.

Diputados de Acción Ciudadana y del Frente Amplio decidieron hacer eco de estas acciones ultraconservadoras y llenas de odio e ignorancia. Lamentable. Ni el PAC ni el FA se han presentado a sí mismos como partidos conservadores, defensores del statu quo. Todo lo contrario, ambos han buscado ser agentes de cambio e impulsores de transformaciones, reconociendo que vivimos en una sociedad desigual e injusta y que una de las grandes labores de los políticos en funciones es trabajar por revertir esas injusticias. ¿Qué injusticias?

Que dos hombres o dos mujeres, por más que se amen y se respeten, no puedan unirse en matrimonio civil; el cual debe ser un derecho para toda persona mayor de edad, no un privilegio exclusivo para personas heterosexuales. Que las mujeres no puedan tomar sus propias decisiones reproductivas y que se les obligue a pasar por embarazos incompatibles con la vida, producto de una violación o que arriesgue su vida. Que los jóvenes no tengan acceso a educación para la sexualidad y la afectividad y que deban recorrer ese camino en ignorancia, cometiendo errores que pudieron haber sido prevenidos o cayendo en prácticas discriminatorias y de odio alimentado precisamente por la ignorancia. Que hoy día las mujeres en promedio ganen un 75% de lo que gana un hombre por hacer el mismo trabajo, o que les corresponda una carga totalmente desigual con respecto a sus parejas hombres de las tareas de la casa o de la crianza de los hijos. Que las personas transgénero, quienes no se identifican y no viven la identidad de género que les fue asignada, no puedan construir su propia identidad, su propia imagen y su propio nombre. Y un enorme etcétera.

Todos estos ejemplos al final se resumen en una supuesta mayoría heterosexual y machista queriendo imponer en estilo de vida, un esquema de familia, de sexualidad y de género sumamente restringido. Un statu quo que se ha ido rompiendo a lo largo del tiempo, pero que siempre tiene gente que pretende sostener, contrario a las ideas de progreso social y humano. Contrario a los principios de igualdad de los seres humanos.

Tanto el PAC como el FA se han trazado como uno de sus objetivos políticos el trabajar por revertir esas y tantas otras injusticias, ¿por qué se siguen metiendo personas que defienden la injusticia? A doña Nidia Jiménez y a don Marvin Atencio del PAC, y a don Carlos Hernández del FA les digo, ¡renuncien a su curul! Ustedes no representan a su partido, ni sus principios. Atentan contra ellos y han llegado a defender a la Asamblea Legislativa una agenda conservadora, llena de dogmas, ignorancia y odio. Y no llegaron a esa curul por su nombre ni por su mérito propio, sino por esfuerzo de un partido y de cientos de personas que trabajaron en el proceso electoral.

Igualmente les digo a don Welmer Ramos y a don Ramón Carranza, ¡renuncien a sus candidaturas! Que a pocos días de aprobado el plan de gobierno del PAC, ustedes ya lo desafiaron y dijeron públicamente que se oponen a varios aspectos que ahí están explícitos. ¿Ustedes van a la Asamblea a representar a un partido y sus principios o van a defender su propia agenda? De ser así, les están mintiendo a su partido y al pueblo costarricense en el momento que aceptan una candidatura de un partido que impulsa algo contrario a lo que ustedes harán.

En Costa Rica tenemos suficientes partidos conservadores, defensores de los privilegios (sociales y económicos) y opuestos a muchas conquistas y trasformaciones sociales. Durante años nos gobernaron los dos más grandes: el PLN y el PUSC. Ahora han surgido aún más. Ellos están llenos de quienes defienden una Costa Rica para unos cuantos, desigual y excluyente; de conservadores que utilizan el inexistente término de ideología de género para englobar todo su discurso de odio, discriminación e ignorancia.

La diferencia entre los conservadores y nosotros, quienes nos consideramos progresistas, es que nosotros no le pretendemos decir a nadie cómo debe vivir su vida. Que cada persona pueda decidir, que cada persona pueda escoger, y que todos tengan la información y las condiciones para decidir y acceder a lo que mejor les convenga. Mientras que ellos pretenden restringirnos a todos dentro de un esquema arcaico, basado en creencias religiosas que no todo el mundo comparte, en lugar de principios humanistas que tanta historia y tanta sangre ha costado forjar. La diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros buscamos respetar el camino que cada persona quiera escoger y defendemos la educación como el medio para tomar esas decisiones, ellos no.

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