El sentido e importancia de la gratitud

Reconocer el éxito que hemos logrado con nuestras acciones, implica reconocer nuestro poder de convertir realidades. Es tomar conciencia del camino recorrido. Es asumir la responsabilidad por nuestros esfuerzos para realizar cambios. En otras palabras, el agradecimiento no es la acción de aceptar, sino es la acción de evaluar esta realidad, para poder entenderla y así poder transformarla. Al actualizar el panorama de la realidad que queremos modificar, incluyendo los éxitos que hemos tenido, tendremos un mapa más claro acerca de las herramientas que ya tenemos, las que nos faltan, las carencias que nos debilitan y las estrategias que tenemos que construir para modificar esa realidad.

Cómo activista social, estoy siempre ávida del cambio hacia la justicia y la igualdad. Esto contrasta, sin duda, con las violaciones permanentes a los derechos humanos en nuestro país. No obstante, el no reconocer y agradecer los avances, puede terminar siendo un enorme error. Sería injusto invisibilizar el logro de la suma de acciones individuales y colectivas que resultaron en lo que pensamos podría durar décadas en obtener: matrimonio igualitario y mayor garantía para el acceso al aborto terapéutico con la norma y el protocolo que nos debían a todas las mujeres desde 1970.

Esto no significa que obviar los peligros de retrocesos o que reduzcamos la agenda de Derechos Humanos a estos dos temas. Todo lo contrario, es una lección para las luchas futuras, ya que estos fueron dos nudos que parecían irremediablemente hechos para nunca ser desatados y aún así, la suma de los esfuerzos individuales y colectivos a lo largo de décadas resultaron en el reconocimiento y garantía de múltiples derechos para diversas minorías. Pusimos fichas de dominó que hicieron caer algunas injusticias y desigualdades en Costa Rica y que tendrán impacto incluso en la región. ¡No es poca cosa!

Queda un largo camino para que todos los derechos de todas las personas sean reconocidas en nuestro país y en el mundo entero. De eso no hay duda, pero si hay algo que nos enseña la historia, es que la vida es un continuo. Es un cambio permanente. Así que mientras agradezco a la vida, a las casualidades, a mí misma y a la gente que de una u otra manera me ha acompañado a realizar cosas que parecían imposibles, hago la lista de mis pendientes para el 2021, reconociendo que la justicia, la solidaridad, la igualdad y la libertad son la única ruta para andar mientras perseguimos lo que parece hoy un sueño pero que un día también alcanzaremos.