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COLUMNISTAS


El sombrero de Ottón

Luis Alejandro Álvarez [email protected] | Jueves 27 febrero, 2020


En los albores del Siglo XXI, un exdiputado de la República y exministro del Partido Liberación Nacional, rompió sus lazos, con un proyecto político que denominaría Acción Ciudadana.

En aquellos momentos levantó la bandera de la ética y la austeridad, un discurso que repitió cada vez que se le acercaba un micrófono. Despotricaba contra los vicios, malas prácticas, acusaba de corrupción a todo aquel que no comulgara con su propuesta, o hicieras las cosas como el creía que debían hacerse.

En las elecciones del 2002, acumuló el 25% de los votos, y en el 2006, logra llegar cerca del 40%, lo favoreció el voto útil que quiso evitar el retorno del expresidente Arias Sánchez.

Se lució aguándole la fiesta al Expresidente, no aceptando la derrota, insinuando que había inconsistencias, exigiendo un reconteo de votos, dejando en entredicho al Tribunal Supremo de Elecciones.

Muestra de prepotencia al máximo.

Junto a su sombrero, el inmaculado acuerpó la tendencia del NO para el referendum del 2007 sobre el Tratato de Libre Comercio con Estados Unidos, Centroamérica y el Caribe.

Derrota similar a su resultado electoral de febrero del 2006.

Las acusaciones de corrupción, falta de ética, contra todo aquel que no aceptara, o comulgara con su discurso, no cesaron.

En su tercera candidatura, en el 2010, el sombrero fue testigo de aquel mensaje inclaudicable, y que éste apenas atrajo al 25% de las preferencias.

Debilitado lo sentaron “al otro lado del mecate”, por los nuevos liderazgos en su partido.

La campaña del 2014, es escogido a dedo como candidato a diputado por el Solís que si atinó a llegar a lo que sería la mal llamada “Casa de Cristal”, tornándose en un híbrido: diputado de oposición, siendo de la bancada oficial. Una verdadera piedra en el zapato.

El Presidente Solís Rivera, en medio del escándalo del Cementazo, cuando amenazó con “los tengo identificados”, hizo referencia sin decir nombres, a alguno que nunca ganó una elección presidencial.

Enfrentando un proceso su Partido y dos de sus jerarcas, por estafa al T.S.E., el dueño del sombrero se dejó decir: “Y si el Partido es culpable, ojalá que desaparezca por haber eso hecho también.” Su afirmación se la llevó el viento.

Dios no llamó, y no hubo nueva postulación.

Con el escándalo del cementazo, el FIA que fue un fiasco, pifias en la construcciones de carreteras, entre otras cosas, y millones a cargo del erario público, el PAC se decanta por el ex Ministro de Trabajo de Solís Rivera.

El discurso de la ética y sus cacareos, no tienen eco, aunque se logran colar a la segunda ronda de abril del 2018.

En esta ocasión en un acto lleno de simbolismo, y que se utilizó en campaña, Ottón hace entrega de su sombrero al hoy Presidente.

Su papel irrelevante como “garante de la ética”, fue prácticamente un engaño a los electores. ¿Otra estafa, no pecuniaria?

Con las declaraciones del ex Tesorero del PAC, ante la Comisión de la Asamblea Legislativa, se enturbia más la imagen del portador del sombrero.

Sale a la luz ahora que durante la campaña del 2006, la familia del portador del sombrero, fue beneficiada con millones de colones al invertir desinteresadamente en Bonos de Deuda Política.

Queda el PAC ahora en una condición idéntica a la del Restauración Nacional de Avendaño.

Hoy el sombrero es testigo de su portador continúa justificando los contratos cuestionados; que se declara ignorante de quien los redactó a pesar de que se utilizaron en sus campañas; que niega conocer personas que afirman que si les conoce; que niega llamadas a ex funcionarios que las denunciaron bajo juramento; que siendo abogado – el colmo de los colmos - sostiene que el PAC solo fue multado, existiendo sentencia condenatoria en materia penal y que está en firme.

Expuesto ante cámaras, al denunciar el Presidente de la Comisión Investigadora de las campañas del PAC, que recibió su llamada para buscar un trato preferencial. Atónito aceptó lo denunciado.

Repitió en esa comparecencia, en cada ocasión que tuvo, su ya agotado y nada convicente discurso de austeridad, ética y demás.

El sombrero de Ottón, hoy se encuentra devaluado, muy devaluado.

Luis Alejandro Álvarez Mora

Abogado y Notario Público

Cédula 1-640-275


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