Emprendedores aprovechan lo tico como negocio

Crear souvenirs de calles y ciudades del país, máscaras indígenas, salsas con ingredientes nacionales y hasta productos con frases o refranes costarricenses ha impulsado a varios emprendedores a convertir la cultura costarricense en un motor para su negocio.

HolaLola, Artesanías Boruca, Caribbean Sabooor y Arteria son algunas de estas pymes que exportan, tienen cadena de distribución y hasta páginas web.

Frases como “mae” o “cleta”, así como parques de San José o el Volcán Arenal son parte de las colecciones de productos que desarrollan estos emprendedores.

HolaLola crea artículos únicos para turistas en postales, cuadros o hasta en calendarios.

Encontrar bocetos diferentes en los que se pueda plasmar el diario vivir del nacional es uno de los retos de Priscilla Aguirre, su creadora.

“Reflejar cómo vivimos en las zonas urbanas es lo que más me ha gustado, los dibujos los hago yo y son completamente originales, siempre colocando algo representativo de nuestro país”, explicó Aguirre.

La empresa se enfoca tanto en el turista extranjero como en el nacional que desee llevar algún recuerdo a personas fuera del país.

Rescatar las frases, palabras y refranes ticos es lo que realiza Arteria con sus camisas, delantales, tazas y “stickers” entre otros.

Por ahora tienen colecciones distintas como “costarriqueñismos”, “mascarada”, “carreta típica” y “Voy pal sobre”, además de otras 50 marcas registradas.

Por su parte, Caribbean Sabooor creó una línea de salsas para cocinar o preparar alimentos, en este momento tiene una salsa caribeña, pero la idea es continuar con la línea estos acompañamientos rescatando otros sabores del país, por ejemplo Guanacaste y el Pacífico Sur.

“Nuestra empresa está enfocada en buscar experiencias de sabores diferentes, rescatar de alguna forma los productos que tenemos en Costa Rica y darles un valor agregado”, dijo Pablo Martínez, su creador.

Por último, Artesanías Boruca aprovechó las raíces de su fundador Santos Lázaro para crear máscaras indígenas únicas.

Cada una es diferente entre sí, ya que todas son hechas a mano y conllevan un trabajo de dos días en promedio.