Los términos y condiciones de WhatsApp
Mauricio París [email protected] | Jueves 14 enero, 2021
Uso Telegram regularmente hace varios años, y en la última semana, más de 50 de mis contactos se han dado de alta en la aplicación. Son parte de los más de 25 millones de usuarios nuevos que la aplicación consiguó en tan solo 72 horas, como reacción a los anuncios de la semana pasada sobre la actualización de políticas de WhatsApp, que, producto de una importante cobertura mediática, ha generado preocupación entre los usuarios en esta parte del mundo. Y digo en esta parte, porque los nuevos términos y condiciones no aplican dentro de la Unión Europea, gracias a la protección de primera clase que brinda el Reglamento General de Protección de Datos a los ciudadanos de dicha Región. Fuera de la UE, en materia de privacidad, hace mucho frío.
Lo curioso es que esta actualización había sido adelantada por WhatsApp en octubre anterior, sin embargo se ha visto materializada hasta la semana pasada, y en una forma muy poco amigable: si no se aceptan, el usuario se verá impedido a seguir utilizando la aplicación a partir del 8 de febrero. Esa medida draconiana, más el hecho de que se anunciara que los datos de los usuarios se compartirían con Facebook -empresa que adquirió WhatsApp hace 7 años- , ha levantado suspicacias y preocupaciones en muchos usuarios. De los 50 contactos que tengo que han migrado a Telegram, o al menos se han abierto una cuenta allí, la gran mayoría de ellos sigue manteniendo un perfil en Facebook, con lo que las reservas hacia el gigante informático parecen no ser absolutas.
¿Qué es lo que cambiará? Según ha aclarado la empresa, porque lo cierto es que sus términos de uso no son así de contundentes, el cambio no tiene incidencia respecto de las comunicaciones que se dan entre usuarios particulares, sino únicamente respecto de comunicaciones que se realicen con cuentas empresariales. Lo que la empresa procura es que las cuentas empresariales de WhatsApp hagan uso de la infraestructura de alojamiento seguro de Facebook, y fomentar la interacción comercial entre ambas plataformas, incluyendo la venta de publicidad personalizada.
Entonces, si usted usa WhatsApp para comunicaciones personales, sociales o familiares, en palabras de la empresa, esta actualización no le afecta, pero si usted interactúa por WhatsApp con cuentas empresariales, lo que tiene que saber es que esos mensajes pueden terminar en manos de terceros, usted pierde el control sobre ellos y WhatsApp se lava las manos sobre el uso ulterior de esos datos. ¿Cómo saber si una cuenta es empresarial? Al inicio de la conversación con un usuario empresarial la propia aplicación advierte que se trata de una cuenta administrada por una empresa.
¿Realmente WhatsApp no accederá a mis mensajes ni escuchará mis llamadas? La empresa asegura que no, y la explicación técnica es que las comunicaciones por medio de WhatsApp están cifradas de extremo a extremo, eso quiere decir que cada mensaje sale encriptado, es decir blindado de su dispositivo, y se recibe encriptado en el del receptor. En cada teléfono están las llaves únicas que permiten abrir estos mensajes. Este es un mecanismo de seguridad que impide que terceros, o el propio WhatsApp puedan acceder al contenido de los mensajes o de las llamadas de sus usuarios. Sin embargo, en el caso de las cuentas empresariales, lo que se estará permitiendo es que, una vez que los mensajes sean recibidos por estas cuentas, pierdan su cifrado y pasen a ser sujetos de las prácticas de privacidad de la empresa receptora, que podrá tercerizar con otras empresas, incluido el propio Facebook, el almacenamiento y gestión de esos mensajes. Con esto, sin duda se dinamizará y facilitará la gestión comercial por medio de WhatsApp, al permitir que estas empresas puedan brindar la gestión de la mensajería, pedidos, inventarios e incluso pagos.
Pareciera que WhatsApp está en disposición de asumir el riesgo de perder varios miles o incluso millones de usuarios que no acepten el cambio de condiciones, a cambio de apostarle a dinamizar considerablemente la aplicación como un marketplace integrado con Facebook. Puede ser una apuesta riesgosa, pero si se toma en consideración que 175 millones de personas se comunican diariamente con empresas mediante WhatsApp, difícilmente exista tal nivel de repudio a las nuevas políticas que haga que la empresa eche marcha atrás, y probablemente las mismas facilidades de comunicación con empresas que ofrecen bienes y servicios lleguen a convencer a los usuarios a volver a la aplicación.
¿Qué opciones tengo? Salvo que quiera mudarse a Europa, las opciones que tiene son: a) Aceptar los términos y condiciones, y pensar muy bien con qué empresas o cuentas empresariales se comunica por WhatsApp, o b) Rechazar los cambios y despedirse de WhatsApp a partir del mes entrante (¡Excelente excusa para salir de sus grupos!), y migrar a otras plataformas, como Telegram (que tiene también su historia en materia de vulneraciones a la seguridad y privacidad) o a las más seguras, como Signal (que ha sido descargada 7.5 millones de veces en lo que va del año) o Wire, con el problema de que probablemente no encuentre mucha gente que las utilice.
Es muy positivo que los usuarios se preocupen por su privacidad y que muestren interés en la forma en que las empresas tratan nuestros datos. Todos estamos expuestos diariamente al rastreo y monitoreo de nuestras actividades gracias al teléfono que cargamos en la mano. De allí que sea especialmente importante que escojamos bien qué información estamos en disposición compartir por medios digitales, ya que el riesgo de que termine en las manos equivocadas es real.
Hoy día, en donde las comunicaciones en tiempo real son esenciales en nuestra vida familiar, social y profesional, intentar vivir sin WhatsApp puede llegar a ser tan complejo como vivir sin una cuenta bancaria. Al usar WhatsApp o cualquier otra red social perdemos una parte importante de nuestra privacidad a cambio de un servicio. Lo que usted debe pensar es si en su caso concreto, lo que recibe justifica el precio que está pagando con sus datos.
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