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Maternidad y familia

Federico Malavassi | Jueves 18 agosto, 2016


Debe estimularse la familia, enseñar las justas responsabilidades a las futuras generaciones, formar ciudadanos comprometidos con la ética y la vida y dar el mejor ejemplo posible

Maternidad y familia

El pasado 15 de agosto se celebró en nuestro país el Día de la Madre. Tuve la especial oportunidad de animar dos eucaristías que se celebraron en honor de las madres y ello me puso cerca de valiosas reflexiones acerca de la significación del día y de temas trascendentales en relación con ello.

En nuestro país, coincidente con nuestras creencias y tradiciones, la celebración del Día de la Madre se realiza cuando la Iglesia conmemora la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.
Un tema que reúne lo trascendental con lo humano de una manera especial. Por tal motivo el evangelio de dicha celebración es precisamente el que describe la visita a la prima Isabel y el júbilo de Juan el Bautista (desde el vientre de su madre) y de su propia madre: “¡Bendita eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre …”.
En la eucaristía del Colegio Calasanz, aparte del estimulante ambiente de festividad, se destacaron los temas de la Acción de Gracias: la maternidad, las madres, las familias y las abuelas (las madres de las madres).
En la misa celebrada en la UACA, se destacó el tema de la familia y la relación entre la maternidad y la familia.
Es que, ciertamente, no hay mejor ambiente para la procreación que la familia, ni mejor acento que el amor de las madres. Dichosos quienes han tenido la ocasión de gozar de ambas. En realidad se trata de las circunstancias ideales para la formación, la educación y el crecimiento de los niños.
Padres responsables, familia bien asentada, amor responsable y trabajo en equipo. No hay sustituto que lo supere. Ya Aristóteles (La Política) demostraba, en precisa réplica a Platón, que los hijos de todos eran hijos de nadie. La responsabilidad personal de los padres y su gestión es prácticamente insustituible. Algunas veces ello ha tenido que suceder y muchas personas han encontrado amor, responsabilidad y mucho cuidado en otros parientes y personas, pero esto ha sido excepcional. Muchos más, en cambio, han sufrido el abandono, la vida de “chapulines”, la incomprensión de hogares sustitutos y la “institucionalización”.
Es innegable lo que la historia comprueba, que por mucho las madres superan la responsabilidad y amor de los padres. También es claro que lo ideal es que ambos progenitores asuman sus tareas de consuno, con amor y dedicación.
¿Cómo promover hogares y matrimonios responsables, cuidadosos y esmerados en la crianza y formación de sus hijos? Difícil tarea, pero crucial si queremos una buena sociedad, un futuro mejor y cumplir con los deberes de dejar un mundo mejor.
Por ello debe estimularse la familia, enseñar las justas responsabilidades a las futuras generaciones, formar ciudadanos comprometidos con la ética y la vida y dar el mejor ejemplo posible. No es fácil ni hay manual unívoco, pero es tarea fundamental.
Hay mucho por construir, mucho por discutir y mucho que alcanzar. También hay que volver a empezar en muchas áreas. Es difícil, pero la vida vale la pena y hacerlo bien … mucho más.

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