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¿Por qué existe el crédito gota a gota? y ¿qué impacto tiene en el mercado financiero?

Leiner Vargas [email protected] | Martes 09 abril, 2024


El crédito informal ha existido antes, durante y después del debate de regulación de las tasas de interés de usura en Costa Rica. Si bien algunos economistas quisieran atribuir este fenómeno a la fijación de tasas de usura, lo cierto es que en el mejor de los casos el efecto que hemos tenido ha sido muy marginal y no explica, ni el crédito informal y mucho menos, la creciente presencia de grupos del crimen organizado en el mercado de crédito llamado gota a gota. En este artículo les voy a presentar dichos argumentos a partir de la información científica obtenida, no simplemente la normatividad expresada por algunos economistas sobre este tema.

De acuerdo con los resultados de la ultima encuesta sobre cultura financiera de los costarricenses, publicada a mediados de marzo por el Centro Internacional en Política Económica CINPE de la Universidad Nacional; las tres principales razones de la existencia de este tipo de mercado informal del crédito son, en primer lugar la existencia de un grupo de consumidores financieros que han quedado morosos en el sistema de crédito formal (Bancos, Financieras, Cooperativas, Asociaciones solidaristas, etc) lo que los ha obligado a acudir al mercado negro o gota a gota (19.78% de los que contestan estar en el mundo del gota a gota). En segundo lugar, la existencia de un grupo importante de personas que se encuentran en la informalidad y no cuentan con un historial de transacciones financieras o contabilidad que les permita ser objeto de crédito en el mercado financiero formal (16.48% de los que responden) y finalmente, el sobreendeudamiento de las personas que han traspasado los límites de deuda en el mercado formal por lo que acuden a la informalidad (17.58% de los que respondieron estar en el mercado gota a gota). Sólo en un caso se aduce la regulación de las tasas de usura como motivación para acudir al crédito gota a gota (1.10% del total que respondieron). El restante atribuye su presencia en el gota a gota por motivos de urgencia o emergencia y por la facilidad que dan los prestamistas de pocos requisitos (45.0% de los que contestaron).

Estos resultados tienen dos implicaciones importantes que vale la pena recalcar, primero, no se puede atribuir que existe una relación de causalidad entre la regulación de las tasas de usura y la ampliación del mercado del gota a gota. El mercado del gota a gota se nutre claramente de las personas financieramente excluidas del sistema formal, ya sea por falta de un expediente financiero, por la pérdida de su calidad de deudor al quedar moroso o por el exceso de endeudamiento que se realiza y que elimina los márgenes de capacidad de pago de las personas. Por el contrario, entre más competitivo y eficiente es el mercado financiero formal, menor es la necesidad de acudir a los créditos gota a gota por parte de los consumidores financieros.

La segunda implicación se refiere al origen de los cambios en el modelo gota a gota, pareciera que la demanda no explica tanto el fenómeno como las variaciones de la oferta. El modelo clásico de crédito informal en una casa de empeño o un crédito del barrio sin mayores papeles se ha convertido en una actividad criminal, actividad dónde se esconden recursos no bien definidos en su origen y que afectan por lo tanto la sana competencia del mercado. Al parecer se generan dobles o triples estructuras desde el origen de los fondos hasta los matones de cobro o gestores al consumidor. El gota a gota se convierte entonces en una actividad del crimen organizado que no solamente cobra tasas de usura, absolutamente fuera de toto sentido común, sino que además define métodos de cobro extorsivos que ponen en peligro la integridad del consumidor financiero y de su entorno familiar.

El gota a gota se nutre entonces de la exclusión financiera existente y forzada por el excesivo endeudamiento, se profundiza con un modelo de crédito ilegal e informal que castiga al consumidor financiero con la pérdida de sus activos, casa, carro, finca y hasta sus herramientas de trabajo. Lo anterior permite a estos operadores informales adquirir bienes de forma legal, a pesar de que el origen de la actividad no necesariamente sea legal, sobre todo por el origen oscuro de los fondos. Adicionalmente, en medio de una sociedad donde la desigualdad y la exclusión se han vuelto el común de la situación, fomenta un proceso de mayor violencia y criminalidad.

El país requiere entonces un tratamiento integral de este fenómeno, por una parte debe mejorar el papel del sistema financiero formal en materia de educación financiera y competencia para aumentar la inclusión financiera, por otra, debe ilegalizarse el crédito gota a gota e instruir adecuadamente a los juzgados y jueces sobre este tema. A lo anterior, se requiere establecer mecanismos de protección a las víctimas de estos delincuentes, dado que la extorsión y las amanezcas llevan implícito una baja denuncia. La procedencia de los fondos y el funcionamiento de la informalidad financiera debería ser objeto de una creciente preocupación si queremos reducir el flagelo del gota a gota. Más que pensar en una solución de revertir la ley de tasas de usura, deberíamos tener una visión 360 grados, mirando las causas y no los efectos, trabajando para ampliar la igualdad y el mejoramiento del empleo y los ingresos de las familias, así como la formalidad en el mercado de trabajo, mejorando con más competencia el mercado financiero, claramente afectado por un oligopolio cada vez más fuerte y fortaleciendo, la inclusión financiera sobre todo a través de la modernización de la banca pública.

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