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Presupuesto 2017

Federico Malavassi | Jueves 08 septiembre, 2016


Los dineros del combustible no se invirtieron bien y las calles no alcanzan. La educación nunca ha tenido tanta plata, combinada con tan malos resultados

Presupuesto 2017

¡Aviados estamos! No hubo manera de mejorar y solo de poner todo peor. La pura verdad es que si los mismos siguen haciendo las mismas cosas, no tendremos más que los mismos malos resultados.

La única imaginación que tienen se les gasta en clamar por más impuestos, más sanciones y más herramientas que atentan contra la constitucionalidad.
No se puede invertir un cinco más de los contribuyentes en sostener este entuerto, en mantener un Estado que volvió el rótulo para adentro y en alimentar a los enemigos de la propia sociedad.
Cobrar más impuestos para financiar un desaguisado es alimentar las malas prácticas, darle aire a la irresponsabilidad y justificar todo lo que está mal hecho.
La pura verdad es que con otra bandera (cuyo líder dice que no representan) han llegado personas del PLN y del PUSC a hacer precisamente lo mismo que vienen haciendo desde distintas partes de la Administración Pública: perpetuar un insostenible modelo de gasto público, un modelo con malos resultados, un modelo irresponsable y un modelo que tiene miedo de los burócratas.
Más presupuestos para las universidades públicas, más presupuestos para pensiones, toda la plata para atender una deuda que, además de mal gastada, no ha sido inversión.
¡Claro que es una pesadilla! Pero se fue alimentando de muchas mentiras, muchas desviaciones, mucha demagogia, mucha irresponsabilidad y mucha indiferencia.
Clamamos duro contra los presupuestos desequilibrados, lo hicimos personalmente en los cuatro años de la Administración Pacheco, y los demás se hacían los tontos. Algunos nos decían que en su juventud también habían tenido esos arrebatos.
Algún profesor de Economía se burlaba de los llamados a equilibrar el presupuesto con el viejo chiste de cuán desequilibrado podía ser un presupuesto (pues cuán desequilibrado sea).
Ponían un remedo de Estado social como pretexto. No ha habido algo preciso con ese nombre sino una nebulosa de corrupción que pone como escudo la pobreza.
Ahora estamos mal. Los dineros del combustible no se invirtieron bien y las calles no alcanzan. La educación nunca ha tenido tanta plata, combinada con tan malos resultados. Por eso las autoridades prefieren dedicarse a obstaculizar el desarrollo de las universidades privadas, en lugar de administrar correctamente lo que sí les corresponde. Las cárceles no alcanzan, los tribunales están saturados, la Caja hace agua, la energía está monopolizada y carísima, los empleos faltan.
No hay esperanza con los equipos actuales, pues parece que no tienen otra idea que poner más impuestos y castigar más a la gente. ¡Claro, sirviéndose ellos con la cuchara grande!
Es hora de que como sociedad tomemos conciencia del grave problema, de las limitaciones de quienes administran estas cuestiones y de la irresponsabilidad general de quienes durante años nos han ido metiendo en tan serios problemas.
No hay que ceder ante la irresponsabilidad, hay que buscar gente inteligente, con habilidades, competencia y valentía para sacar adelante la tarea.

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