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Los viajes del Presidente

Carlos Denton [email protected] | Miércoles 08 junio, 2016


   A todos los primeros mandatarios se les critica cuando salen y es probable que la motivación sea parcialmente provincialismo y, por el otro lado, basada en politiquería

Los viajes del Presidente

En lo personal estoy cansado de oír las críticas de los viajes internacionales del presidente Luis Guillermo Solís; si los realiza tiene él que considerar que son importantes para avanzar las fortunas del país. Fue electo por 1,3 millones de sus compatriotas y tienen que creer que este guarda criterio al respecto.
A todos los primeros mandatarios se les critica cuando salen y es probable que la motivación sea parcialmente provincialismo y, por el otro lado, basada en politiquería.
Para que el país, pequeño que es, progrese, está obligado a tener una presencia importante en el exterior y, en especial, en las naciones que compran sus productos y que mandan a sus turistas; ni hablar de los inversionistas y los que están comprando los bonos que financian los salarios y los beneficios de los empleados públicos. El jefe de Estado es el máximo representante del país y si encuentra oportunidad para dar afuera prestigio y confianza en su país debería realizar los viajes.
Muchos de los que critican, argumentan que el Presidente fue contratado para gobernar acá en el país; en la época de Internet, de Skype y de vuelos rápidos a todos los puntos importantes del globo el primer mandatario puede seguir los acontecimientos y tomar decisiones sin tener que estar en su oficina en Zapote.
Otros de los que critican los viajes se quejan de que el volcán Turrialba está creando una crisis y “debe estar presente” el primer mandatario para encabezar los esfuerzos de contener el problema. Excepto que el Presidente tenga poderes sobrehumanos y pueda ordenar al volcán que deje de convulsionar, el hecho de que esté o no es puramente simbólico.
Algunos diputados dicen que van a “exigir” al Presidente que venga a la Asamblea Legislativa para dar un informe sobre los logros de sus viajes. Tomando en cuenta que la Constitución Política establece separación de poderes, es dudoso que tenga que ir el Presidente a ser interrogado por los “padres de la patria”. Quizás podría comprar unos chocolates cuando viaja y regalarlos a uno que otro legislador con que se encuentra en reuniones.
Un viaje oficial que debería realizar el presidente Solís, si lo invitan, es a Nicaragua. Costa Rica necesita una buena relación con sus vecinos y en la actualidad hay mucha razón para tratar de mejorar el vínculo con el país del Norte. Aparte de los temas que surgen de la relación comercial que tiene el país con los nicaragüenses —$700 millones en 2015— de los migrantes nicas presentes en Costa Rica, y de oportunidades de mutuo interés, podrían hablar de los africanos pegados en Peñas Blancas que quisieran transitar por Nicaragua. Quizás puedan llegar a un acuerdo con respecto al tema.
A los que “exigen” resultados inmediatos de los viajes del presidente Solís hay que explicarles que los negocios grandes y las decisiones políticas importantes no se resuelven en días; pueden pasar años antes de que haya humo blanco en algunos casos.

Carlos Denton

 

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